»LIMONOW«


von
Emmanuel Carrère



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La exagerada vida de Limónov

Miguel Barberena

Todo cabe ya en el elástico género de la «novela». Ver, por ejemplo, el caso de Limónov, del francés Emmanuel Carrère, nacido en 1957. El libro —Premio Renaudot en 2011— se anuncia como «novela» pero nada aquí obedece al orden de la imaginación, a la definición clásica de «novela», según la Real Academia: «Una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte…» Nada en Limónov es «fingido». El libro se lee como una mezcla de biografía, autobiografía, historia, investigación periodística. Los editores lo definen en cuarta de forros como una «biografía novelada»; yo diría más bien una «novela de no ficción», por raro que esto suene.

Queda la segunda parte de la definición de «novela», de acuerdo a los académicos de la lengua: «Cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres».

Y aquí Limónov responde plenamente a las exigencias tradicionales del género novelístico: una lectura que causa placer en los lectores —al menos en este lector— con las descripciones de un personaje —Eduard Limónov— de vida apasionante, exagerada, inverosímil…

Hay que leer para creer la vida de quien Carrère ha elegido como (anti)héroe de su narración: el muy verídico Eduard Limónov, un ruso extravagante que le servirá para ilustrar los últimos 50 años de Rusia y lo que se llamó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

«Limónov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco», nos alerta de entrada Carrère.

En efecto, una búsqueda en Internet nos lleva al artículo de Wikipedia sobre el mismo Eduard Limónov, nacido Eduard Veniamínovich Savenko en 1943, escritor y disidente político, fundador y líder del ilegalizado Partido Nacional-Bolchevique, una organización de línea nazi-estalinista cuyos pocos seguidores son jóvenes «cabezas rapadas».

Para llegar a este punto de su biografía —líder político de la extrema nacionalista en la Rusia postsoviética— Limónov ha tenido un trayecto vital de lo más rocambolesco, que Carrère cuenta con detalle a lo largo de 400 páginas: nacido, literalmente, bajo las bombas de la Segunda Guerra, empieza la adolescencia como delincuente juvenil, hooligan y aprendiz de poeta en Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, donde pasa una temporada en el hospital psiquiátrico, después de un intento de suicidio.

Ahí conoce un primer amor, Anna Moisseievna, una «matrona» maniaco-depresiva, y cambia su apellido por el de Limónov, homenaje a su sentido del humor ácido y belicoso, pues «limón» significa «limón» y «limonka», «granada».

El segundo capítulo de su vida ocurre en Moscú, entre 1967 y 1974, donde Eduard y Anna («más una compañera de sobrevivencia que una amante») viajan de manera clandestina (no era fácil cambiar de residencia en la urss de Brezhnev) y se integran al underground soviético.

Junto a Elena, su nueva y bella amante (Anna ha terminado en el psiquiátrico), Limónov se convierte en «el rey de la bohemia moscovita», una mezcla de artistas disidentes y miembros de la cultura oficial.

Considerado «elemento antisocial y antisoviético convencido», Limónov es expulsado de la urss en 1974 —el mismo año que Solyenitzin y un gran número de judíos— y aterriza, con Elena del brazo, en Nueva York, donde vivirá hasta 1980.

En «la gran manzana» Eduard conoce la selva capitalista, el «sálvese quien pueda». Se integra momentáneamente a la emigración rusa anticomunista, pero pronto cae en la indigencia y la sordidez, vive de la beneficencia social (el welfare) en hoteluchos de cuarta, con encuentros hetero y homosexuales en áreas públicas, borracheras épicas, golpizas callejeras, brutales experiencias sadomasoquistas con Elena, que lo abandona para caer ella misma en la promiscuidad y la drogadicción: el «lado salvaje» del que cantaba Lou Reed. Lo rescata un multimillonario con penthouse en Sutton Place que lo contrata como mayordomo.

Lo más importante es que Eduard no deja de escribir sus libros de tono autobiográfico. En Historia de un servidor narra esta época de criado en casa del magnate de Manhattan y vierte su ácida ironía sobre el american way of life; en Historia de un granuja relata su educación sentimental en Járkov hasta su expulsión a Estados Unidos (ambos se han publicado en España bajo el sello de Ediciones de Oriente y del Mediterráneo).

La versión al francés de su primera novela, Soy yo, Editchka (diminutivo ruso de Eduard), traducido con el título escandaloso de El poeta ruso prefiere a los negros grandotes, le abre las puertas de París, donde se instala de 1980 a 1989.

Ahí vive Limónov sus años dorados. El cerrado mundo literario de París lo acepta como uno de los suyos. Llama la atención su estilo, entre el Henry Miller más crudo y sexual y el Jack London más aventurero.

En esta parte, desfilan por las páginas del libro personalidades literarias como los despreciables (para Limónov) Evtuckenko y Solyenitzin; el envidiado Joseph Brodsky; disidentes como Andrei Siniavsky; el poeta beat Ferlinghetti; escritores franceses como Philippe Sollers y Jean Echenoz; sudafricanos como Nadine Gordimer y tantos más…

Limónov adopta el look punk y seduce a los parisinos con su pose de disidente new wave: «el Johnny Rotten de la literatura,» le llaman. Por esos años conoce a un joven escritor de nombre Emmanuel Carrère, que años más tarde escribirá el libro Limónov.

La caída del comunismo y la desaparición de la URSS aceleran la historia, particularmente la de Limónov. A Eduard le brota lo nacionalista, se descubre nostálgico de su antiguo país, se acerca a posiciones bolcheviques, fascistas y nazis, aborrece las políticas de Gorbachov y Yeltsin, que hunden a la urss en un capitalismo salvaje y humillan a un pueblo grande y heroico.

Así que en 1989 vuelve a Moscú con su nueva mujer, Natasha, una cantante ninfómana y alcohólica, a defender el alma eslava. Al año siguiente lo tenemos de voluntario en la guerra de los Balcanes, por el lado serbio, fusil en mano durante el sitio de Sarajevo.

Deja de verse como un hombre de letras; ahora es un guerrero y un revolucionario profesional.

De regreso en Moscú, funda el partido Nacional-Bolchevique, se va de miliciano a Kazajistán donde tiene una profunda experiencia mística y planea un golpe de Estado. Luego pasa cuatro años en prisión (2001-2005), acusado de terrorismo, primero en la terrible cárcel de Lefortovo, después en la más benévola Engels III (el eurogulag). En prisión vuelve a la escritura y produce algunos de sus libros más interesantes.

En el último episodio de su vida, Limónov, ya septuagenario, es un vehemente opositor de Vladímir Putin, integrante del bloque «Otra Rusia», junto al ajedrecista Garry Kasparov y el ex primer ministro de Putin, Mijaíl Kassionov.

En 2009, durante uno de los mítines de este extraño grupo político, Emmanuel Carrère —en Moscú para filmar un reportaje— se reencuentra con su viejo conocido Eduard Limónov. El resto es la historia increíble que encierra este libro…

Carrère logra un espléndido retrato de un personaje ambiguo y escurridizo, fascinante y detestable a partes iguales, mitad héroe romántico y mitad majadero abominable, errático pero coherente, un hombre tan contradictorio y desconcertante que se convierte por derecho propio en carne de esta novela cuya realidad rebasa los límites de la ficción.

«Un largo trayecto, lleno de trampas, pero nunca se dio por vencido. Quiso vivir como héroe y vivió como héroe, pagó el precio y nunca se arrepintió de nada», escribe Carrère.

La de Eduard es una vida, Carrère, que nos dice algo. No solamente sobre Limónov y Rusia, sino sobre la historia europea después de la segunda Guerra Mundial. Nos dice muchísimas cosas, en efecto. Incluso sobre el propio Carrère, quien no olvida incluir en el relato elementos de eso que los franceses gustan llamar «autoficción» (él es hijo de la afamada historiadora Hélène Carrère d’Encausse, especialista en la historia de Rusia, ferviente anticomunista, nacida en el seno de una notable familia georgiana, venida a menos luego de la revolución bolchevique).

Pero el principal logro de Limónov es rescatar la obra de este escritor fuera de serie e interesarnos en su descubrimiento y lectura.


«AZ», 1 octubre 2013

Eduard Limonow

Original:

Miguel Barberena

La exagerada vida de Limónov

// «AS» (es),
1 octubre 2013